Miles de estudiantes venezolanos en EEUU a la deriva por sequía de divisas



SERGIO N. CÁNDIDO

SCANDIDO@MIAMIHERALD.COM

04/15/2015 7:09 PM 

04/15/2015 10:35 PM

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La página de Facebook de la organización Estudiantes Venezolanos en Florida. TOMADO DE FACEBOOK

 
Hace 12 días que “Delia” se encuentra de visita en Florida, pero su viaje está lejos de ser placentero: esta madre caraqueña se vio forzada a vender su auto, sacar boleto de avión y utilizar la cantidad de dólares aprobada por el gobierno venezolano para pagar la universidad de su hija en Estados Unidos.

“Esto es una crisis humanitaria muy grande. Los padres estamos sufriendo por esto, no nos dan la oportunidad de ayudar a nuestros hijos”, dijo Delia, quien pidió identificarla solo por su primer nombre por miedo a represalias cuando regrese el jueves a Caracas. “Mi hija tiene ocho meses sin recibir divisas. Estamos vendiendo nuestras cosas para poder cubrir los gastos”.

El colapso económico de la “revolución bolivariana” se ha cobrado nuevas víctimas: los estudiantes venezolanos en el exterior.

Desde finales del 2014, las divisas de unos 25,000 universitarios que necesitan los fondos para pagar sus estudios han sido denegadas o se encuentran congeladas “en análisis” por el régimen del presidente Nicolás Maduro.
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La medida pone en jaque el futuro de miles de jóvenes venezolanos que residen en Estados Unidos.

El Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex) es el órgano encargado de autorizar la asignación de dólares para viajeros y estudiantes. Según lo establece el Cencoex, el otorgamiento de divisas está sujeto a la disponibilidad del Banco Central de Venezuela.

El Cencoex debería aprobarle a cada estudiante antes del comienzo del semestre escolar dos cantidades de dinero: el costo de la matrícula, y una mesada para gastos de comida y vivienda.

Tras recibir la información necesaria, las autoridades venezolanas convierten los bolívares de los estudiantes a dólares y transfieren la suma para cubrir el costo de las clases directamente a la universidad.

En el caso de gastos de manutención, Cencoex debería aprobarle a cada estudiante unos $3,900 por un periodo de tres meses. En teoría, el proceso entero de aprobación debería tomar unos 15 días.

Los mermados ingresos por la caída de los precios del petróleo, sumado a una crisis económica marcada por una inflación de 68.5% en el 2014, ha hecho que el BCV baje sus persianas ante los pedidos de aquellos completando una educación en el exterior.
A MERCED DEL GOBIERNO CHAVISTA

En Estados Unidos, unos 10,000 estudiantes —cerca de 4,000 de ellos en la Florida— dependen del visto bueno del gobierno chavista para poder convertir sus propios bienes a la moneda estadounidense y así costear el precio de su formación universitaria.

Ante la negativa, varios se encuentran al borde de la indigencia, viviendo de prestado y trabajando ilegalmente para tratar de no perder su estatus migratorio, su dinero y el tiempo invertido en una carrera.

“La universidad te elimina, luego te dan dos meses para abandonar el país o sino quedas ilegal”, dijo Carlos Moreno, coordinador general del grupoEstudiantes Venezolanos en el Exterior. “Conocemos estudiantes que han estado viviendo en McDonald’s”.

Moreno, estudiante de Ciencias Políticas en el Salt Lake Community College de Utah, dice que un 80% de los venezolanos matriculados en el exterior han visto sus peticiones de divisas denegadas en los últimos meses, mientras que el resto se encuentra en espera por una respuesta del Cencoex.

Él y otros estudiantes desparramados a lo ancho de Estados Unidos, España, Inglaterra e incluso Australia forman parte de una red de activistas que han decidido darle una cara a este creciente problema para presionar al gobierno de Venezuela.

A su vez, el esfuerzo se ve dificultado por temor de muchos estudiantes en el exterior de que sus reclamos sean vistos como una “traición a la patria” y que sus nombres formen parte de una “lista negra” del gobierno.

Al igual que la madre financiando la educación de su hija en el Pensacola State College, “Antonio” prefiere —por miedo— no revelar muchos datos personales.

Este muchacho de 28 años vive en Broward y estudia negocios internacionales en una de las universidades más populares del sur de la Florida. Antonio dice que decidió romper las normas de su visa de estudiante y trabajar de manera ilegal en un restaurante para poder pagar sus estudios tras la tercera negación de su solicitud de divisas.

“Al principio fue como un shock, uno dice: ‘y ahora qué hago?’, toda la inversión que hice en venir para acá, en cursar varios semestres. Yo vine solo, mi familia no tiene la capacidad de apoyarme”, explicó Antonio, quien llegó a Estados Unidos en enero del año pasado.

Otros simplemente prefieren callarse porque conservan la esperanza de que sus divisas sean aprobadas.
LAS SOLICITUDES SON NEGADAS CON FRECUENCIA

La mayoría recibe el mismo correo electrónico de la Comisión de Administración de Divisas, argumentando en su rechazo de divisas que la carrera escogida no es una de las “áreas y subáreas de formación determinadas como prioritarias para la Nación”.

El Defensor del Pueblo del país sudamericano, Tarek William Saab, dijo el 8 de abril que se reunió con representantes del Cencoex tras recibir 250 denuncias de estudiantes en el exterior.

“No pienso que una prioridad debe ser la solicitud de divisas para cursos de inglés o para cursos de mandarín”, dijo Saab, agregando que un 60% de aquellos que lograron terminar sus carreras no regresaron al país.

Moreno argumentó por su parte que para muchos estudiantes es necesario perfeccionar el idioma local para poder cursar sus carreras.

Por su parte, Maryori Roa, coordinadora para la Florida del grupo Estudiantes Venezolanos en el Exterior, dijo que buscan organizarse en masa y de esa manera intentar llegar a los congresistas locales para que modifiquen las leyes.

Uno de sus objetivos es cabildear para que se apruebe alguna legislación que permita a los estudiantes venezolanos trabajar fuera de las universidades para así financiar sus estudios y mitigar la sequía de divisas.

“Buscamos la atención mundial”, dijo Roa. “Estos muchachos como estudiantes no pueden trabajar, y te puedes imaginar lo duro que es ir a la universidad sin poder trabajar para pagarla”.

Mientras tanto, Delia, Antonio, miles de estudiantes y miles de padres seguirán haciendo malabares para poder pagar los estudios, en la búsqueda de un futuro mejor que se hace cada vez más esquivo.

“Ya vendí el carro. No sabemos que vamos a hacer el semestre que viene”, dijo Delia.

Para más información sobre cómo formar parte del capítulo en Florida del grupo Estudiantes Venezolanos en el Exterior, escribir a estudiantesvenezolanosenflorida@hotmail.com.


Siga a Sergio Cándido en Twitter: @sergioncandido.


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