Por Andrew Cawthorne y Girish Gupta
VALENCIA/MÉRIDA, Venezuela (Reuters) - Amas de casa esconden botellas y combustible para bombas molotov. Activistas gestionan una red de casas de seguridad. Jóvenes enmascarados bloquean carreteras. Y, rifle en mano, un general disidente hace un llamado a las armas.
Desde reuniones clandestinas a transmisiones tipo guerrilla, un movimiento de "resistencia", amorfo y quijotesco, ha surgido en Venezuela buscando que el presidente Nicolás Maduro abandone el poder y poner fin a 16 años de gobierno socialista.
Los más tenaces, esporádicamente, levantan barricadas en las calles quemando basura y se enfrentan a pedradas con las fuerzas de seguridad. De cuando en cuando, prenden fuego a vehículos del Gobierno, sobre todo en las regiones andinas occidentales, apodadas "el Salvaje Oeste".
Algunos admiten que intentan contactar a militares con la esperanza de dar un golpe de Estado contra Maduro.
"Queremos tumbar al gobierno. No hay otra salida. No creemos más en elecciones", dijo un ama de casa de unos 50 años, que ayuda a coordinar la "resistencia" en la ciudad central de Valencia, hervidero de las protestas antigubernamentales del año pasado que dejaron 43 fallecidos.
Ella ha lanzado piedras a la policía, transportado estudiantes y almacenado materiales para fabricar cócteles molotov o mangueras con clavos conocidas como "Miguelitos", colocadas en las vías para perforar los neumáticos de los vehículos de la policía.
Decepcionada por el fracaso de aquellas manifestaciones, ella trata de ayudar a mantener vivo el movimiento, organizando reuniones furtivas y forjando contactos con ex militares.
Recientemente, simpatizantes del gobernante Partido Socialista la amenazaron en internet, publicaron fotos suyas, de sus familiares y la placa de su vehículo. "Vayan por ella", escribió uno. Así que ella huyó de su apartamento, en un barrio de clase media alta de Valencia, a un "lugar seguro" en Caracas.
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